Durante la 2º mitad del embarazo muchas mujeres comienzan a notar cómo las venas de sus muslos se vuelven mucho más visibles y cómo pueden aparecer varices en la región vulvo-vaginal. Estas varices vulvares son el resultado del aumento del flujo sanguíneo en la zona, del efecto venodilatador de las hormonas del embarazo, y de la compresión que ejerce el útero agrandado sobre las venas de la pelvis. Tienen la misma causa y el mismo comportamiento que las hemorroides que también aumentan su incidencia y molestias durante el final del embarazo.
Estas varices vulvares llegan a aparecer en el 4% de los embarazos, sobretodo a partir del tercer trimestre. Suelen ser fuente de molestias o hinchazón en la zona de la vulva, especialmente con la bipedestación prolongada, o durante o después de las relaciones sexuales.
Hay que saber que estas varices son molestas pero no peligrosas, y suelen desaparecer después del parto.
Para aliviar las molestias se aconseja:
- usar una media tipo panty, o una braga que comprima y alivie estas varices.
- moverse con frecuencia evitando estar mucho tiempo sentada o de pie.
- en la cama elevar las caderas con almohadas adicionales.
- evitar aumentos de la presión abdominal (estreñimiento, levantar pesos, ropa ajustada….).
- alimentación sana para evitar el sobrepeso y reducir la ingesta de sodio.
- dormir del lado izquierdo para ayudar a aliviar la presión sobre la vena cava inferior.
En casos muy severos se podría valorar la esclerosis con espuma (pero en general debe evitarse cualquier intervencionismo durante el embarazo).
Lo que no deben ser es razón para evitar el parto vaginal, ya que el riesgo de sangrado de estas varices vulvares durante el parto es muy bajo, y en el caso de ocurrir se puede controlar fácilmente.
Una vez pasado el embarazo, en el supuesto que persistieran y fueran causa de molestias, puede plantearse su tratamiento, pero no de forma aislada, sino en el contexto de de un Síndrome de Congestión Pélvica.